32. Pesca y acuicultura

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Contenido

1. Descripción del ámbito de actividad

2. Impacto ambiental y medidas de protección

2.1 Pesca artesanal
2.2 Acuicultura artesanal
2.3 Uso pesquero de embalses
2.4 Uso pesquero de la zona económica de las 200 millas
2.5 Uso pesquero de manglares

3. Análisis y evaluación de impacto ambiental. Fuentes de referencia

4. Relación con otros ámbitos de actividad

5. Evaluación sinóptica de la relevancia ambiental

6. Bibliografía

 

1. Descripción del ámbito de actividad

El uso del hábitat que es el agua para la obtención de alimentos y de bienes de consumo abarca tanto la captura y la recolección como también el cultivo y la cría de organismos acuáticos (ante todo peces, crustáceos, moluscos, algas). La pesca y la acuicultura alcanzan a nivel mundial una producción de 95 millones de toneladas anuales aproximadamente.

Las formas principales de uso son:

- pesca,
- acuicultura,
- uso pesquero de aguas por medidas de siembra y repoblación ("stocking", "ranching").

Las tres formas de uso pueden aplicarse en aguas marinas, salobres y dulces y tanto en aguas costeras como interiores (continentales). En alta mar trabaja principalmente la pesca de captura y hasta ahora sólo en muy pequeña medida la acuicultura. El uso de las aguas abarca la zona de alta mar en cuanto que peces soltados en la costa (p. ej. salmones) pueden pasar su fase de engorde en la zona de aguas oceánicas.

Mientras que en el interior y en la costa la pesca y la acuicultura se practican predominantemente a nivel artesanal, el uso de la zona de alta mar propiamente dicha se desarrolla dentro de la pesca de captura principalmente y en la acuicultura exclusivamente a nivel industrial.

La pesca aprovecha las poblaciones naturales de organismos acuáticos y actúa, excepto por la captura propiamente dicha, a través de medidas de protección (tiempos de veda, zonas protegidas, cuotas de captura, selectividad de las artes de pesca) sobre las poblaciones. En la acuicultura se influye directamente al menos sobre la fase de crecimiento, pero a ser posible también sobre la fase de reproducción, y esto ante todo mediante un control de la calidad del agua (a través de las condiciones de cría), de la alimentación (a través de administración de alimentos y fertilización de estanques) y de la sanidad (a través de medidas preventivas y terapéuticas). Un control de la fase de reproducción puede tener lugar influyendo sobre los procesos de madurez, de la deposición de huevos y esperma, de la incubación y de la cría de larvas. Las características de los organismos reproductores pueden influenciarse genéticamente (p. ej. por selección y cruce, o también por manipulaciones genéticas).

En el uso pesquero de las aguas se combinan medidas de la acuicultura con las de la pesca de captura ("culture-based capture fisheries"), en el sentido de que se repoblan aguas naturales o creadas artificialmente (embalses) con organismos jóvenes que se han incubado en forma controlada y que han atravesado sus fases iniciales de vida particularmente sensibles bajo condiciones controladas. Las poblaciones creadas o enriquecidas por este sistema se pescan al final de su fase de engorde, igual que en la pesca de captura.

Al proceso de producción puro en condiciones naturales (pesca de captura) o controladas (acuicultura) le siguen, hasta el consumo, los procesos también potencialmente relevantes para el medio ambiente de la conservación en estado fresco, la elaboración, el envasado, el transporte y la comercialización.

La pesca y la acuicultura pueden dividirse en cinco campos:

- pesca artesanal,
- acuicultura artesanal,
- uso pesquero de embalses,
- uso pesquero de la zona económica de las 200 millas,
- uso pesquero de manglares.

Para los dos primeros campos rigen los criterios: concentración en capas sociales de bajos niveles de ingresos y promoción según el grado de adaptación tecnológica de las medidas. Ambos aspectos se sitúan también en un primer plano en el uso pesquero de embalses. El uso pesquero de la zona de las 200 millas se orienta por el contrario al estudio de los recursos naturales, a la gestión y al control del uso en un área en la que predominan formas de actividades industriales. En el uso pesquero de manglares, la protección del medio ambiente y de los recursos naturales tiene una importancia especialmente elevada, dado que las medidas pesqueras desarrolladas en este sensible ecosistema deberían estar orientadas ya desde un principio a evitar totalmente los perjuicios para el medio ambiente, o al menos a limitarlos con unas acciones de alcance reducido y claramente delimitadas.

2. Impacto ambiental y medidas de protección

2.1 Pesca artesanal

La mayor relevancia para el medio ambiente la tienen las actividades de captura, de cuya adecuación a la situación de los recursos naturales y a las condiciones del ecosistema donde se realizan depende la conservación de la posibilidad de uso de los recursos. Las pequeñas empresas pesqueras artesanales, tradicionales y sedentarias se han adaptado, con una experiencia de siglos, a la idea de no explotar excesivamente los recursos pesqueros. Con cada intento de incrementar la producción puede ponerse en peligro este equilibrio alcanzado.

Sin embargo, son posibles incrementos de la producción sin que con ello se ponga en peligro la persistencia de los recursos naturales. Esto es válido en primer lugar para el caso de que las poblaciones piscícolas objeto de captura se aprovechen por debajo del nivel óptimo para el rendimiento y la persistencia. Lo mismo es válido cuando la pesca se extiende a componentes de las biocenosis del ecosistema que antes sólo se aprovechaban poco o nada.

Sin embargo, al nuevo uso de determinadas especies le son impuestos también límites por las relaciones alimentarias entre los diversos miembros de una biocenosis. Si además de una población de peces predatorios se aprovechan también las poblaciones de sus presas, se limita forzosamente el rendimiento posible de la población de peces predatorios, ya que se reduce su base de alimentación. La variedad de tales relaciones hace necesario integrarlas de forma próxima a la realidad en los modelos de gestión cuando se aprovechan al mismo tiempo poblaciones distintas de un mismo ecosistema.

En la gestión pesquera de recursos naturales desempeñan un papel decisivo la clase de las artes de pesca utilizadas así como el tiempo y el lugar de su aplicación. Las artes de pesca modernas pueden ser por una parte muy eficientes (es decir, peligrosas para la persistencia de las poblaciones en caso de uso ilimitado), y por otra parte muy selectivas. Un útil de pesca se considera selectivo si sólo captura determinadas especies o categorías de tamaños de organismos; la selectividad puede estar determinada entre otras cosas por el ancho de malla de una red, por el tamaño de un anzuelo o también por la profundidad de las aguas o por la zona de profundidad en la que se aplica un útil. Entre las medidas más importantes de la gestión de la pesca cuentan épocas de veda, zonas de protección, anchos mínimos de malla y tamaños de anzuelo, limitación del número de artes de pesca, botes o barcos así como de sus tiempos de trabajo y la fijación directa de categorías de tamaños de los organismos a capturar y de las cuotas de captura.

El estudio y la gestión de las poblaciones exigen un alto nivel de formación en biología pesquera así como suficientes conocimientos en economía de la pesca. Los pescadores locales deberían estudiar y acordar medidas de regulación de las poblaciones en forma comunitaria, haciéndose cargo ellos mismos de su cumplimiento.

Además de los propios recursos naturales, también su hábitat tiene que preservarse de cargas no soportables a corto o a largo plazo; para esto se requiere un control del estado físico, químico y biológico de las aguas pesqueras. La calidad de los productos depende tanto del estado químico y biológico de las aguas donde se practica la pesca como también de las condiciones sanitarias en tierra (higiene en los poblados). Los efectos destructores del uso de los recursos madereros para el ahumado pueden limitarse de dos formas: a través de un uso racional de la madera con ayuda de ahumaderos economizadores de la energía y a través de una gestión forestal de los bosques y arbustos afectados que estén en concordancia con los fines. La demanda de madera para la construcción de embarcaciones puede reducirse tanto reemplazando canoas hechas de un solo tronco por botes de tablas como también mediante el uso de materiales de construcción alternativos.

La infraestructura destinada a los embarcaderos de la pesca artesanal que resulte difícil de modificar o eliminar debería construirse sólo después de estudiar a fondo la demanda y la conveniencia. Estructuras de concreto pueden redundar también en perjuicio del valor estético del entorno (turismo).

2.2 Acuicultura artesanal

En comparación con la pesca de captura, la acuicultura tiene unas posibilidades de elección considerablemente mayores, tanto en cuanto a la especies de los organismos a producir como en cuanto a los lugares de producción. Las poblaciones naturales de los organismos apropiados para la acuicultura se protegen óptimamente si la acuicultura controla todo el ciclo vital, desde fase de reproducción a fase de reproducción, y esto no sólo a lo largo de una o dos generaciones, sino de modo permanente, lo que hasta ahora sólo es posible para pocos organismos acuáticos. Este problema puede ser solucionado solamente a través de un fomento intensivo de una investigación básica orientada a la aplicación en el campo de la fisiología y la ecología de la reproducción.

La elección del lugar de producción debería orientarse a la protección de ecosistemas naturales y de recursos hídricos escasos. La elección de la especie de organismos a producir puede contribuir a proteger recursos de alimentación muy solicitados favoreciendo aquellas especies cuya demanda de alimentos pueda satisfacerse con subproductos o desechos de otros sectores. Estos productos pueden administrarse directamente como alimentos, o bien pueden incrementar la proliferación de organismos alimenticios (algas, pequeños animales) a través de una fertilización del agua. Esto podría reducir p. ej. la demanda de harina de pescado como componente del alimento para los peces. Sin embargo, a ello se opone la tendencia de los productores a producir en lo posible organismos caros (p. ej. determinadas especies de peces predatorios), que generalmente plantean exigencias muy elevadas a la calidad de los alimentos.

Un factor decisivo para la calidad del agua dentro y debajo de una piscifactoría es la gestión de la planta. Esta gestión debe estar orientada a que se produzcan tan pocos restos de alimentos como sea posible, y a limitar a un mínimo el arrastre de nutrientes, de sustancias en estado de descomposición y contaminantes. La cantidad de los restos de alimentos que se originan puede mantenerse a un nivel bajo adaptando las cantidades de alimentos administradas y la frecuencia de la administración de las mismas a la capacidad de consumo y al apetito de los peces. Si a pesar de ello salen al exterior cantidades considerables de desechos, p. ej. en estanques de agua corriente operados en forma intensiva, puede impedirse en gran medida su vertido a ríos y lagos recogiéndolos en estanques de decantación.

Ya por motivos de economía y ahorro, los medicamentos destinados a prevenir y tratar enfermedades y a combatir parásitos no deberían aplicarse en agua corriente (estanques de agua corriente) ni, por supuesto, en sistemas abiertos (jaulas, cercados), aunque en tal caso los peces tengan que pasarse para el tratamiento a depósitos especiales, teniendo que exponerlos así a situaciones de stress.

En la acuicultura es posible ahorrar energía ante todo evitando el bombeo destinado a renovar el agua. La entrada de agua fresca sirve tanto para el abastecimiento de oxígeno como también para el arrastre de sustancias de desecho, pero también para compensar las pérdidas por evaporación e infiltración. La medida del cambio de agua necesario depende en gran parte de la densidad de población de una piscifactoría. Puede ahorrarse energía de bombeo allí donde sea posible aprovechar pendientes naturales para generar el flujo del agua. Ocasionalmente se dispone también de pozos artesianos.

Considerables ventajas ecológicas se obtienen de aquellos estanques en los que las sustancias de desecho puedan ser aprovechadas por plantas y pequeños animales, que por su parte sean apropiados como alimento para los animales acuáticos de utilidad económica. Tales estanques pueden fertilizarse con el estiércol de animales terrestres (aves, cerdos) que se críen por encima de o junto a ellos. El que esta forma de acuicultura integrada proporcione beneficios dependerá de la adecuación ecológica de las especies de animales acuáticos manejadas, de su aceptación por parte de los consumidores, de los costos de producción y de los precios del mercado. Además, la integración de la acuicultura en el conjunto del respectivo sistema de producción desempeña aquí un papel al que usualmente le corresponden también otras componentes productivas y de mano de obra. Al respecto es sin embargo importante conocer la base nutritiva de los pequeños animales y microorganismos (residuos de plaguicidas que entonces pasan a la cadena alimenticia).

Al establecer estanques en países tropicales han de tenerse en cuenta los peligros que puedan derivarse de enfermedades cuyos agentes patógenos pasen al menos una de las fases de su ciclo vital en el agua o en animales acuáticos (malaria, bilharciosis y otras).

La cría en jaulas flotantes no sólo plantea el problema de los costos de la alimentación, sino también el de la adquisición de material para la construcción de las jaulas, ya que las redes, las varas sustentadoras y los flotadores son caros. Sólo en zonas ricas en bosques resulta poco problemático el uso de madera.

Debe dedicarse especial atención a la inofensividad del consumo de los productos de la acuicultura para la salud, especialmente allí donde para la fertilización de los estanques se utilicen excrementos humanos y aguas residuales de los hogares domésticos. En las piscifactorías que trabajen con aguas residuales esto dependerá del número de escalones de los estanques, del grado de disolución y del tiempo que se mantenga almacenada el agua antes de su paso a los estanques donde se encuentran los peces. Aquí son absolutamente imprescindibles una gestión exacta y unos controles sanitarios periódicos del agua.

2.3 Uso pesquero de embalses

Dado que el uso pesquero de embalses significa una combinación de actividades de cría y captura ("culture-based capture fisheries"), aquí tienen relevancia las medidas de protección ambiental expuestas tanto en 2.1 como en 2.2. Resultan diferencias notables de la nueva formación del embalse, tanto bajo el aspecto limnológico-ecológico como también en el sociológico y en el económico. El origen artificial y la constante regulación hidráulica correspondiente a los respectivos fines de uso primarios (abastecimiento de agua potable, obtención de energía, riego), el inicial "vacío" biológico, que según la sucesiva ocupación real y en parte casual por plantas y animales puede dejar pendientes aún diversas posibilidades biológicas de evolución, y no en último lugar las nuevas opciones que de aquí resultan para un uso pesquero, marcan las diferencias entre los lagos naturales y los formados artificialmente por embalse de las aguas. Correspondientemente, un lago formado artificialmente por embalse brinda al ser humano por una parte un considerable grado de libertad para la configuración ecológica, mientras que por otra parte le enfrenta a problemas sociales y económicos de gran alcance en el desarrollo y en el establecimiento de un nuevo ordenamiento del uso.

Dos limitaciones decisivas deberían tenerse en cuenta para el uso de un nuevo embalse:

- Especies de organismos extrañas al ecosistema y a la región no deberían introducirse en absoluto, o bien sólo observando estrictamente las reglas de precaución internacionales.

- Una regulación de las actividades pesqueras debería tener lugar únicamente tras estudiar a fondo las tradiciones locales, y con la total integración de los pescadores establecidos ya de antiguo y de los que estén dispuestos a asentarse en la zona.

Para la planificación de nuevas presas deberían considerarse las diversas posibilidades de uso pesquero que brindarán los embalses, y en caso dado se tendrán en cuenta a la hora de decidir sobre determinados tipos de construcción.

2.4 Uso pesquero de la zona económica de las 200 millas

La zona económica de las 200 millas ("Exclusive Economic Zone", EEZ) sólo puede aprovecharse óptimamente desde el punto de vista pesquero con ayuda de una técnica altamente desarrollada. Con esto quedan preprogramados conflictos de uso en la zona de transición entre la pesca de altura a nivel industrial y la pesca de bajura o costera a nivel artesanal, siempre y cuando condiciones de profundidad y de configuración de las costas no establezcan una separación natural. Tales conflictos repercuten frecuentemente de forma negativa sobre los recursos naturales, que entonces se explotan excesivamente o incluso llegan a aniquilarse en parte. Pero al mismo tiempo puede verse perjudicada también la situación económica y social de los pescadores costeros artesanales, que en tales conflictos suelen llevar la peor parte si sus intereses no son protegidos en forma efectiva a través de una intervención del Estado.

Mientras que las comunidades de pescadores tradicionales, establecidas ya de antaño, han desarrollado costumbres de uso fijas que excluyen un perjuicio persistente de los recursos naturales, las posibilidades técnicas de la moderna pesca de altura, con las que un recurso natural puede verse agotado en corto tiempo, exigen una estricta limitación y un severo control del uso. Con anchos mínimos de malla y tamaños mínimos de los anzuelos tiene que impedirse que se capturen ya los organismos jóvenes que aún no han alcanzado el grado de madurez necesario para la reproducción y con ello para la conservación de la población. También se limita así la inútil destrucción de organismos alimenticios menores que caen en las redes junto con los peces aprovechables.

Sólo a través de una prohibición del uso de redes de arrastre provistas de estructuras "de arado" pueden evitarse graves deterioros de biocenosis completas de organismos bentónicos. Según las condiciones locales (características del fondo, ciclo de reproducción y migraciones de los peces o de otros organismos), tales prohibiciones tendrán que ser totales, o bien podrán limitarse a determinadas épocas o zonas.

Para algunos organismos útiles son imprescindibles prohibiciones totales de captura durante su fase de crecimiento en los criaderos ("nursery areas"). Dado que con frecuencia es imposible imponer el cumplimiento de las prohibiciones de captura, en muchos lugares se intentan crear refugios artificiales a los que pueden retirarse los peces u otros animales acuáticos y desde los cuales pueden repoblar las áreas perturbadas o despobladas por una pesca abusiva. Tales refugios pueden consistir p. ej. en bloques de concreto hundidos. Sin embargo, actualmente aún es muy discutida la efectividad de estos "arrecifes artificiales" así como su relación de costos/beneficios.

La muerte de muchos peces y de animales marinos mayores (delfines, tortugas, aves acuáticas y otros) en redes flotantes perdidas, hechas de materiales no degradables en el agua, puede reducirse utilizando hilo biodegradable para unir las redes a los flotadores. De este modo, las redes se desharían después de cierto tiempo, y se hundirían hasta el fondo. Pero este método parece ser demasiado complejo y costoso para ser aplicado en general. Además no se tienen datos sobre los daños que estas redes pueden causar en el fondo de las aguas.

Sigue siendo difícil de resolver el problema de la "fauna acompañante", es decir, del aprovechamiento de organismos económicamente menos rentables que se capturan al mismo tiempo que las especies más lucrativas (p. ej. camarones o "shrimps"), que son el objetivo real de la pesca. La fauna acompañante tiene el tamaño suficiente para ser retenida por las redes junto con la presa principal, aun en el caso de que se respeten los anchos de malla mínimos. Su valor comercial es sin embargo tan escaso en comparación con la presa principal, que su desembarque no resulta rentable, si bien una parte frecuentemente considerable de esta fauna acompañante sería apropiada para el consumo humano. Si se consigue resolver este problema a nivel mundial, p. ej. a través de una recogida continua de la fauna acompañante por embarcaciones especiales en el mar o con ayuda de otros métodos, podrían conseguirse anualmente varios millones de toneladas de pescado para la alimentación humana.

El elevado consumo de combustibles fósiles por parte de los barcos pesqueros de altura exige medidas especiales para la eliminación de los residuos en tierra, tal como ocurre con la restante navegación marítima a motor. Los problemas de medio ambiente que resultan de la pesca en tierra se producen por lo demás principalmente durante la elaboración a nivel industrial. Para la eliminación de desechos y de aguas residuales tienen que respetarse normas legales, o bien aún tienen que dictarse. En parte, los desechos pueden transformarse en harina de pescado, y a partir de los residuos líquidos pueden obtenerse valiosos componentes en forma de extractos aprovechables como aditivos alimenticios (véanse los capítulos de Puertos interiores, Navegación fluvial, Disposición de aguas residuales y Disposición de residuos sólidos).

2.5 Uso pesquero de manglares

Para las formas de uso tradicionales de los animales y las plantas de los manglares vale lo dicho sobre la pesca artesanal, desarrollada fuera de las zonas de manglares: no plantean problemas ecológicos, dado que tienen en cuenta la capacidad de regeneración de los recursos naturales. Sin embargo, esto no puede decirse en el caso de la moderna acuicultura en grandes instalaciones de estanques, para cuya construcción se erradica completamente la vegetación de los manglares, como ocurre en el manejo de camarones de agua salobre practicado a gran escala. Dado que la producción de estos apreciados crustáceos puede proporcionar grandes beneficios, se ha originado una presión problemática sobre los manglares, como áreas potenciales para el establecimiento de estanques de agua salobre. Tales instalaciones tienen en las zonas de manglares, expuestas diariamente a la alternancia de marea alta y marea baja, no sólo la ventaja de la salinidad necesaria en el agua, sino también la de un cambio de agua relativamente barato, ya que el gasto de energía para las bombas del agua puede mantenerse a un nivel bajo aprovechando las mareas.

La presión ejercida sobre los manglares debería contrarrestarse en la forma más realista y flexible posible. El principio dominante a seguir debería ser el de no permitir ningún uso sin una previa planificación integral. A través de la planificación deberían excluirse completamente de un uso no tradicional en primer lugar aquellas zonas que sean irreemplazables como zonas de protección de la naturaleza o de recursos genéticos, como criaderos para animales acuáticos de utilidad económica importante o como cinturón de protección contra la erosión de las costas. Los manglares pueden protegerse también de la tala con fines de acuicultura ofreciendo áreas situadas inmediatamente por encima del cinturón de manglares para el establecimiento de estanques. Los costos de bombeo que allí se originan podrían ser cubiertos suficientemente por los beneficios obtenidos de la producción en caso de realizar una buena gestión.

Allí donde el uso de los manglares parezca económicamente inevitable, debería dirigirse hacia los suelos con gran contenido de arcilla, donde los manglares pueden establecerse de nuevo fácilmente tras un eventual abandono de los estanques (o de los arrozales), y donde no queda después un desierto durante largo tiempo, como en el caso de los suelos arenosos y turbosos. Además deberían seguir buscándose posibilidades de aprovechar la productividad natural de manglares de ubicación favorable para practicar una acuicultura semi-intensiva y artesanal sin tener que recurrir a una tala total y sin grandes gastos adicionales de alimentación o fertilización. El éxito de tales experimentos dependerá de que se consiga un nivel de costos tan bajo que la operación siga siendo económicamente atractiva aun con una baja productividad por superficie.

3. Análisis y evaluación de impacto ambiental. Fuentes de referencia

Los aspectos de medio ambiente bajo los que deben considerarse las actividades de la pesca y la acuicultura pueden clasificarse en las siguientes cinco categorías:

- Repercusiones negativas sobre el medio ambiente natural que resulten dañinas para los organismos acuáticos, pero cuyo origen no esté en las actividades pesqueras ni de la acuicultura (contaminación de las aguas por la eliminación de residuos de la industria, de la agricultura y de los hogares domésticos y por el arrastre de nutrientes y de plaguicidas y de sus residuos desde los suelos terrestres; medidas de regulación hidráulicas); tales efectos pueden afectar tanto a la pesca de captura como a la acuicultura.

- Influencias sobre las existencias y la regeneración de los recursos que resulten de su uso (tales influencias afectan sólo a las poblaciones naturales, y no a las manejadas y controladas por los humanos, lo que significa que la acuicultura sólo se ve afectada allí donde dependa de alevines procedentes de poblaciones naturales).

- Impactos ambientales que tengan su origen en actividades propias de la pesca y de la acuicultura (perturbaciones del equilibrio ecológico, repercusiones negativas sobre la calidad de las aguas y similares).

- Influencias sobre el uso de los recursos naturales (y con ello sobre los propios recursos) que se deriven de cambios sociales y socioeconómicos en productores y consumidores (p. ej. resultantes del crecimiento demográfico).

- Repercusiones sobre la situación social y socioeconómica de productores y consumidores que tengan su origen en actividades propias de la pesca y de la acuicultura (p. ej. en caso de superproducción local sin un acceso suficiente a mercados de venta alejados).

Simulaciones computerizadas tanto de las relaciones ecológicas como también de las económicas en un modelo integrado sirven para el uso óptimo de los recursos piscícolas naturales, con preservación de su capacidad de regeneración persistente. Tales modelos representan la base imprescindible para desarrollar una estrategia fiable de uso a largo plazo, que tenga en cuenta tanto los intereses microeconómicos de los pescadores como también los intereses macroeconómicos del país usuario, sin poner en peligro a largo plazo la base existencial natural de la pesca.

Faltan aún estudios y evaluaciones sinópticas de las repercusiones problemáticas de diversas técnicas modernas de captura sobre los recursos naturales (empleo de explosivos y pesticidas, pesca con redes de arrastre, flotantes y similares).

Se está trabajando intensivamente en el estudio y la evaluación de los impactos ambientales derivados de las actividades de la acuicultura. El instituto internacional de investigación del desarrollo de la pesca ICLARM ("International Center for Living Aquatic Resources Management") organizó en septiembre de 1990 un simposium sobre el tema Medio ambiente y desarrollo de la acuicultura, cuyos resultados se publicaron en 1992.

4. Relación con otros ámbitos de actividad

Las formas de uso del sector pesquero pueden combinarse con la producción agrícola y con el uso hidráulico de las aguas. Ejemplos de una integración de la producción piscícola y agrícola son:

- la combinación de la gestión piscícola de estanques, o también de la pesca artesanal, con la producción vegetal y la ganadería en el marco de un sistema de producción agrícola sin integración espacial de las componentes;

- la combinación de la piscicultura en estanques con la cría de aves de corral, porcino o de otros animales terrestres por encima de los estanques;

- la piscicultura en arrozales.

Ejemplos de una combinación de la pesca y la acuicultura con el uso hidráulico de las aguas son:

- el uso para la pesca de captura de embalses de todo tipo (también de los destinados a la obtención de agua potable);

- el uso como estanques de reservorios para riego pequeños y pocos profundos;

- el uso de canales de riego grandes para el engorde de peces;

- el uso de embalses suficientemente grandes y profundos, que no sirvan para el abastecimiento de agua potable, para la piscicultura en jaulas.

(Véanse al respecto los capítulos de Grandes construcciones hidráulicas, Riego, Construcciones y expltación portuaria).

También existen intensas relaciones con la agricultura a través del uso de residuos, subproductos y (excepcionalmente) también de productos principales de la agricultura en forma de alimentos o fertilizantes para la acuicultura, y a través del uso de harina de pescado procedente de la pesca para la producción de alimentos para el ganado (véase al respecto el capítulo de Producción animal).

Resultan relaciones con la silvicultura de la demanda de madera para la construcción de botes e instalaciones de pesca, para la conservación y transformación del pescado en ahumado y para la construcción de jaulas flotantes. De particular relevancia son las estrechas relaciones ecológicas entre los bosques y las aguas, que han de ser tenidas en cuenta tanto por la silvicultura como también por la piscicultura.

La economía energética se ve afectada por el uso de botes, barcos y de artes de pesca altamente desarrolladas, de puertos pesqueros, plantas de refrigeración y sistemas industriales de elaboración y transformación, de instalaciones de acuicultura técnicamente exigentes así como del uso de vehículos motorizados para el transporte de personas, equipos, material de consumo y productos.

Directamente en el texto se han reseñado ya puntos de contacto con otras áreas de actividades.

5. Evaluación sinóptica de la relevancia ambiental

La pesca y la acuicultura dependen de un medio ambiente intacto o al menos no persistentemente perturbado, pero por su parte pueden deteriorar también el medio ambiente y los recursos naturales. Dado que la pesca depende de una regeneración natural continua de los recursos piscícolas, tiene que manejar con cuidado los recursos naturales y sus hábitats.

Igualmente tienen que rehabilitarse en lo posible los recursos naturales y sus hábitats allí donde ya se hayan visto perjudicados por sobrepesca o por alteraciones del medio ambiente. A partir de una determinada intensidad de pesca, sólo es posible conseguir incrementos de la producción a través de un mejor uso de las capturas. A tal fin debe intentarse ante todo que en el futuro se hagan aptas para el consumo especies de peces actualmente aún no atractivas desde el punto de vista comercial y que se transforman completamente en harina de pescado, siendo también importante que se pierda menos pescado por deterioro.

La acuicultura, como rama de producción piscícola aún joven en su mayor parte, requiere para su futuro desarrollo estrategias propias, que ante todo deben considerar también el hecho de que la mayoría de los recursos naturales que necesita la acuicultura (agua, terreno, alimentos, y para la mayoría de las especies criadas hasta ahora, también alevines) se utilizan también en otros sectores, por lo que pueden convertirse en fuentes de conflictos. Por esta razón, las directivas estratégicas fundamentales deben también evitar o solucionar tales conflictos de uso, de forma que se originen los menos inconvenientes ecológicos, económicos o sociales posibles. Estos significa entre otras cosas que

- la acuicultura se compare primero con otras opciones de uso (p. ej. protección contra la erosión de las costas por manglares, turismo) en cuanto a sus efectos, y se utilice en la medida de lo posible en forma complementaria al uso hidráulico de las aguas;

- para la alimentación de los organismos objeto de la acuicultura y/o para la fertilización del agua se aprovechen, en la medida de lo posible, subproductos o desechos siempre que otras formas de utilización de los mismos sean menos útiles. Aquí tendrán que excluirse sin embargo posibles contaminaciones (p. ej. por plaguicidas).

La observancia de las directivas puede fomentarse mediante buenos ejemplos que demuestren las ventajas a largo plazo, creando las correspondientes condiciones generales políticas y ecológicas que den incentivos en una medida equilibrada, e imponiendo restricciones.

Con la correspondiente integración en la estrategia de desarrollo y con una formación apropiada, las mujeres pueden influir en forma importante a la hora de evitar, limitar y eliminar daños para el medio ambiente y la salud. Una labor de información adaptada a las circunstancias religiosas y culturales es de particular importancia.

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