22. Grandes construcciones hidráulicas

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Contenido

1. Descripción del ámbito de actividad

2. Impacto ambiental y medidas de protección

2.1 Generalidades
2.2 Represas
2.3 Presas menores
2.4 Centrales hidroeléctricas

3. Análisis y evaluación de impacto ambiental. Fuentes de referencia

4. Relación con otros ámbitos de actividad

5. Evaluación sinóptica de la relevancia ambiental

6. Bibliografía

Anexo:

Lista de preguntas para una primera evaluación del impacto ambiental ocasionado por un proyecto de construcción hidráulica en gran escala

 

1. Descripción del ámbito de actividad

El término construcciones hidráulicas abarca todas aquellas obras destinadas al aprovechamiento del agua o a la protección contra ésta. Por consiguiente, se distingue entre contrucciones hidráulicas de aprovechamiento y de protección. Por "grandes construcciones hidráulicas" se entienden obras de contención de grandes dimensiones para la retención de agua. En éstas se incluyen, junto a los diques y los muros de contención, presas menores para la elevación del nivel del agua de los ríos, p. ej. para la toma de agua, y las obras cuyo objeto es el aprovechamiento energético de la fuerza hidráulica mediante la acumulación del agua. Este ámbito abarca además, todas las construcciones de vías hidráulicas de comunicación, como puertos, canales, esclusas, etc. Asimismo se incluyen en los grandes proyectos hidráulicos aquellos destinados a ganar tierras, contener las mareas, desviar cursos fluviales y las estaciones de trasvase de agua. El presente capítulo trata exclusivamente de construcciones de embalse (represas, presas menores) y de centrales hidroeléctricas.

Como construcciones de embalse se entienden obras de contención con sus correspondientes estanques. Éstas se construyen con el objeto de regular el agua en aguas estancadas o corrientes reteniéndola de forma que se pueda aprovechar para usos hídricos y/o energéticos. Las construcciones de contención pueden ser diques o muros de contención, mediante los cuales se cierran valles completos o partes de ellos (represas), o también presas menores con las cuales sólo se eleva un poco el nivel de agua de los ríos.

El fin principal de las represas es la retención del agua con el objetivo de explotarla de acuerdo con los fines centrales de aprovechamiento (p. ej., protección contra aguas de avenida, obtención de energía hidráulica, riego, abastecimiento de agua), es decir, transformar el flujo natural, no regulado, de las aguas, en un flujo definido atendiendo a criterios económicos (eventualmente también ecológicos) y formar una reserva mayor. Con el término represa se describen construcciones y sistemas muy diferentes. El espectro de formas posibles abarca:

- represas pequeñas/grandes
- represas profundas/de poca profundidad
- represas en zonas áridas/húmedas o en áreas tropicales/de clima moderado
- represas en cerros o en áreas montañosas
- represas en zonas desiertas o en parajes habitados.

El objetivo principal de las presas es el garantizar un nivel de agua definido en un determinado tramo de las aguas: p. ej., para la desviación mediante un canal lateral (riego, energía hidroeléctrica, abastecimiento de agua), para asegurar una profundidad mínima del agua para la navegación, como agua remansada para la entrada de una central hidroeléctrica, o bien con el objeto de garantizar un nivel freático determinado en las praderas del valle (embalse para usos agropecuarios).

Se diferencian de las presas mayores o represas, por un lado, en que en ellas la función de depósito juega un papel secundario, por lo que las presas influyen en el régimen de flujo del curso de agua sólo de forma marginal y, por otro lado, en que descargan mucha más agua sobre su corona, por lo cual son construidas casi exclusivamente de mampostería o de hormigón (véase también el capítulo Construcción de canales y vías fluviales).

Las centrales hidroeléctricas pueden construirse tanto al pie de un muro de contención como de una presa hidráulica; estas centrales aprovechan la energía inmanente del agua y la transforman en energía eléctrica. La energía hidráulica se cuenta entre las formas de energía renovable, pudiendo ser aprovechada sin emisión de trazas de gas. Su explotación se caracteriza por una extraordinaria longevidad y seguridad de funcionamiento, en comparación con otras instalaciones técnicas. En conexión con diques de contención, pueden almacenar energía de la que, en caso de necesidad, se puede disponer prácticamente sin demora.

2. Impacto ambiental y medidas de protección

2.1 Generalidades

Las obras hidráulicas suponen siempre una injerencia en el medio ambiente natural. Aunque se diseñen, dimensionen y construyan según el estado actual de la técnica e intentando ocasionar tan pocos daños como sea posible en el medio ambiente, se producen conflictos de objetivos, entre otra cosas, con relación a la protección de la naturaleza y al aprovechamiento de los recursos naturales tierra y agua. Por esta razón la concepción, el dimensionamiento y la explotación de construcciones hidráulicas están sujetos a una serie de procesos de ponderación, al final de los cuales debe alcanzarse necesariamente un compromiso:

- Para el dimensionamiento del proyecto deben estimarse, p. ej., la cota de embalse del agua y los costos económicos y ecológicos de la ocupación de espacio que conlleva, comparándolos con el beneficio resultante de la producción eléctrica adicional.

- A fin de destruir el paisaje lo menos posible, las extracciones de material (canteras) para las obras de construcción deberían llevarse a cabo, dentro de las posibilidades, en la zona destinada a convertirse en embalse - siempre y cuando esto no vaya unido a costos de transporte exorbitantes.

- En el caso de obras de protección contra las aguas de avenida hay que definir muy exactamente en qué medida es necesario suprimir estas aguas. Aquellas aguas de crecida que sean importantes para determinados fines (p. ej., bosques de orilla, praderas húmedas, regeneración de las aguas subterráneas, protección de especies, riego por crecida) deben seguir tolerándose e incluso, si se diera el caso, debería contribuirse a ellas intencionadamente.

- Un conflicto típico durante la explotación se da cuando el aprovechamiento de un embalse para el riego entra en competencia con la producción de energía hidráulica, y el régimen cambiante de agua corriente abajo resultante de éste. Especialmente en épocas de estiaje se debe verter al curso fluvial aguas abajo de un dique de contención una cantidad mínima de agua, a fin de evitar daños en el curso fluvial (períodos de lecho seco, formación de zonas de incubación de organismos transmisores de enfermedades, dependiendo de los casos, contaminación excesiva del agua restante debido al vertido de aguas residuales aguas abajo de la represa).

2.2 Represas

Las represas dividen un sistema fluvial en tres partes:

- cuenca de alimentación (más arriba del inicio del remanso)
- zona de embalse (desde la represa hasta el inicio del remanso)
- corriente aguas abajo (más abajo de la represa).

A continuación se considerarán por separado los impactos en cada una de estas partes y al final se expondrán los efectos acumulativos ocasionados, p.ej. por los trabajos de construcción.

• Impactos de las represas y medidas de protección en la cuenca de alimentación

Lo que sucede en la cuenca de alimentación del embalse es importante para los procesos de sedimentación y la calidad del agua en el mismo. Un problema especial en estas zonas resulta a menudo del desmonte y la explotación agrícola de terrenos escarpados, principalmente de ladera.

Como consecuencia de la construcción del embalse, puede suceder que los habitantes de la zona se vean obligados a desplazarse a la cuenca alimentadora, más arriba de la represa (eventualmente laderas escarpadas, suelos marginales). El aumento de la población en estas zonas puede conducir a talas incontroladas y a una explotación inadecuada de la tierra, intensificando así la erosión y el aporte de sedimentos y, según el caso, también de sustancias nutrientes y pesticidas, al sistema fluvial. Esto puede perjudicar a la calidad del agua y al aprovechamiento del embalse; el tiempo de utilización del depósito depende considerablemente del aporte de sedimentos. Si se espera un desarrollo de este tipo, deberían preverse medidas de repoblación forestal y de control de la erosión ya en la fase de diseño del proyecto. Respecto al traslado de habitantes, véase más abajo.

La sedimentación al inicio del depósito puede conducir a la elevación de los niveles de agua aguas arriba de esta zona. Sin embargo, puesto que las aguas de avenida a menudo arrastran de nuevo los depósitos de sedimentos de la zona inicial, y debido a que la pendiente en este tramo del río generalmente es relativamente fuerte, los efectos de eventuales elevaciones del nivel de agua son limitados (elevaciones del nivel freático, inundación de las superficies próximas a la orilla). En la parte baja de aquellos afluentes cuya carga de sedimentos pudiera ocasionar realmente problemas, es necesario, dependiendo de las circunstancias, construir barreras previas para la retención de los materiales de arrastre.

• Impactos en la zona de embalse, medidas de protección

Aquí tienen lugar los cambios más evidentes debido a la inundación, en algunos casos, de superficies extensas. En parte se pierden de forma irreversible zonas muy fértiles que a menudo son explotadas de forma intensiva; en algunos casos también se pierden parajes de selva tropical, paisajes fluviales de gran valor ecológico y lugares sagrados. La elección del sitio para la realización del proyecto y de la cota de embalse debería hacerse de tal forma que las pérdidas de este tipo se mantengan, dentro de lo posible, a un nivel bajo. Debido al valor especial de las zonas de bosques originarios, únicamente debe estar permitido construir embalses en tales zonas en casos excepcionales, por motivos especiales y adoptando medidas de protección extraordinarias frente a los efectos ocasionados por la explotación.

La pérdida de superficies agrarias se compensa en los casos en los que al poner agua a disposición en la zona aguas abajo del embalse se hace posible por vez primera la explotación agrícola en estas áreas o mejoran considerablemente las condiciones de producción para la agricultura. Mediante la creación de parques naturales en los alrededores de la laguna, en islas resultantes de la inundación o en otras zonas naturales cercanas comparables, posiblemente se pueda compensar en cierta medida la pérdida de espacios naturales y biotopos.

El traslado de eventuales habitantes de las zonas a inundar, la realización de obras de infraestructura y los terrenos requeridos por los trabajos de construcción son asuntos que deberían aclararse a tiempo, antes de tomar una decisión sobre el proyecto, teniendo en cuenta a los afectados. Para éstos pueden surgir problemas no sólo económicos, sino también de índole social y cultural. Debido a la profunda y duradera injerencia en las condiciones de vida de, dado el caso, un gran número de personas, se deben aclarar a tiempo y con especial cuidado todos los aspectos relacionados con el eventual traslado. Respecto a la indemnización de la población obligada a trasladarse, deben considerarse cuidadosamente los aspectos sociales (vivienda, infraestructura social y sanitaria en el nuevo lugar de residencia), económicos (substitución de las bases de subsistencia, propiedad de tierras) y culturales (traslado de los cementerios y otras instalaciones culturales/de culto, vínculos etnológicos). Las medidas que se juzguen necesarias deben ejecutarse completamente y en el plazo correspondiente durante la época de construcción.

La construcción de un embalse interrumpe a veces vías de comunicación, lo cual puede generar desventajas económicas y sociales para los habitantes de los márgenes y para la región. Medidas de compensación adecuadas como, p. ej., la construcción de una carretera bordeando el embalse o ayudas para conseguir botes a fin de instalar un sistema transbordador, deberían formar parte del proyecto.

Con el estancamiento del agua, el sistema terrestre se transforma en uno acuático. La vegetación terrestre es destruida. Puesto que algunas especies aisladas (flora y fauna) a menudo sólo existen en espacios locales muy limitados, es importante comprobar si la inundación provoca la extinción de estas especies o contribuye considerablemente a ello. En los bordes del embalse deberían establecerse zonas protegidas en las cuales puedan replegarse los animales desplazados de la zona inundada. A este respecto, sin embargo, hay que tener en cuenta las limitaciones existentes, resultantes de la capacidad de estas zonas. Si la fauna no puede establecerse en los alrededores, debería realizarse, en los casos en los que sea posible, un programa de traslado para aquellas especies que se encuentren gravemente en peligro y/o sean especialmente dignas de conservación.

La flora y fauna acuáticas que se desarrollan lo hacen determinadas por las características del agua (temperatura, enturbiamiento, incidencia de la luz, contenido de elementos nutrientes, sustancias disueltas). Por lo general, en los nuevos depósitos se produce una rápida, espontánea o también, según el caso, dirigida colonización con nuevas especies de peces, lo cual favorece el desarrollo de una pesca intensiva (introducción artificial de especies apropiadas, elaboración de un plan de manejo). La captura de pescado en los embalses puede contribuir de forma importante a cubrir las necesidades de proteínas de la población.

Sin embargo, el aumento de nutrientes para las plantas en un embalse puede provocar efectos con consecuencias especialmente graves, sobre todo en zonas de clima cálido. A consecuencia del crecimiento fuertemente acelerado de algas y plantas acuáticas superiores con el consiguiente consumo de oxígeno, se puede dificultar el aprovechamiento, p. ej. para el abastecimiento de agua potable, se puede perjudicar el crecimiento de los peces e incluso puede desencadenarse la mortandad de éstos en el embalse y aguas abajo. Si la calidad del agua sigue empeorando puede producirse una importante agresión química sobre las construcciones de hormigón y acero y sobre las turbinas. Estos riesgos aumentan con la creciente expansión de las zonas de aguas profundas, al aumentar la permanencia del agua en el embalse y con la creciente acumulación de nutrientes para las plantas, p. ej., procedentes de las aguas residuales, de los restos de fertilizantes, de los excrementos de los animales de pastoreo o del lavado del suelo o de terrenos primarios. Por esta razón, el aporte de nutrientes al embalse debería mantenerse tan reducido como sea posible. En la medida de lo posible, debería evitarse la pérdida de madera útil y de leña y reducirse los potenciales efectos negativos sobre la calidad del agua debidos a la vegetación que queda atrapada en el embalse. Los árboles retenidos en el cuerpo del depósito pueden entorpecer también la navegación y la pesca; troncos y ramas flotantes pueden perjudicar el seguro funcionamiento de las construcciones de toma de agua y de descarga situadas en el muro de contención. Las emisiones de metano procedentes de la biomasa acumulada en el embalse pueden alcanzar en casos extremos un potencial de invernadero comparable al de las centrales térmicas. Para prevenir estos peligros, la zona del embalse debería talarse y limpiarse, de ser posible, completamente. Para las zonas tropicales todavía no hay ningún método funcional que permita predecir la calidad de las aguas dependiendo de la reducción de la cantidad de nutrientes (a través, p. ej., de la eliminación de la vegetación, limpieza del fondo, eliminación de otras fuentes aportadoras). Allí todavía hay en la actualidad escasa o ninguna posibilidad de reglamentación para factores que afectan a la calidad del agua vertida (p. ej., procedentes de actividades humanas en la cuenca de alimentación).

Como consecuencia del cambio de las condiciones de flujo, acompañado generalmente de una ampliación de la zonas de aguas poco profundas en la orilla - sobre todo en zonas de clima cálido - aparecen biotopos adecuados para huéspedes intermedios/vectores transmisores/agentes patógenos de enfermedades ligadas al agua, sobre todo malaria, bilharziosis e infecciones de estómago/de intestino. En general, la propagación de la ceguera originada por los gusanos onchocerca en las inmediaciones del río (oncocercosis) se limita claramente a la zona de embalse; sin embargo, puede intensificarse corriente abajo como resultado de la reposición del flujo de estiaje rico en oxígeno.

Si los márgenes están habitados, produciéndose por lo tanto contactos frecuentes de la población con el agua, esto implica un potencial de riesgo para la salud de los habitantes que sólo se puede prevenir de forma parcial aumentando la velocidad de flujo del agua a través del embalse. La población debe ser informada sobre estos peligros y sobre las medidas de protección correspondientes; en el marco del proyecto también debe comprobarse en qué medida las instituciones sanitarias locales pueden adoptar medidas preventivas y, si fuera necesario, deben planearse medidas de apoyo.

Si se esperara una mayor colonización de las orillas del embalse, hay que tener en cuenta que después del estancamiento no puede proseguirse sin restricciones con los usos tradicionales del agua como, p. ej., para abastecimiento de agua potable: En comparación con el agua corriente, la capacidad de autodepuración del agua estancada es mucho menor; los vertidos no son evacuados tan rápidamente; debido a la mayor profundidad del agua, los agentes patógenos pueden sobrevivir frecuentemente durante más tiempo; el aporte de oxígeno es menor; la calidad del agua se ve alterada por transformaciones bioquímicas. A menudo precisamente las zonas poco profundas de la orilla y las ensenadas, con aguas muy tranquilas, resultan atractivas para una utilización más frecuente por parte de los habitantes. Por este motivo, deberían preverse en el entorno del embalse abastecimientos reglamentados de agua potable y sobre todo, sistemas de disposición de aguas residuales, a fin de prevenir los peligros citados anteriormente para la salud de los habitantes de las orillas, así como el deterioro de la calidad del agua. El interior del depósito debería estar construido de tal forma que, al disminuir el nivel del agua, no se formen charcas ni quede agua estancada.

En los embalses con orillas llanas pueden producirse cambios del nivel de agua de amplio alcance, los cuales, dado el caso, facilitan la explotación agrícola de estas zonas, pero en determinadas circunstancias también obligan a construir sistemas de drenaje. A causa de las oscilaciones del nivel de las aguas, cuya magnitud viene determinada por la topografía y las reglas de funcionamiento del embalse, aparecen por temporadas bordes desnudos en las orillas, los cuales, según las circunstancias, corren el peligro de ser erosionados y - si la humedad es suficiente - constituyen lugares adecuados para la incubación de transmisores de enfermedades/agentes patógenos.

El establecimiento de una gran masa de agua ocasiona cambios en el microclima de la zona del embalse, tendiendo siempre a suavizar los extremos (temperatura, humedad).

Mediante la interrupción del curso fluvial, el espacio vital de las especies migratorias (peces, anfibios, insectos) se ve limitado o queda aislado. Se debe estudiar en cada caso cuáles son las especies afectadas y si todavía quedan biotopos similares para aquellas especies endémicas, así como eventualmente las posibles medidas de ayuda como, p. ej., pasos para peces.

Impactos ambientales y medidas de protección aguas abajo

El cambio más evidente aguas abajo es el sufrido por el régimen de escorrentía: las aguas de avenida y los niveles extremos de agua de estiaje se suavizan o se evitan completamente, generando efectos tanto deseables como indeseables. Mientras la erosión de las márgenes disminuye debido a la reducción de las crecidas, la erosión del perfil del río puede incrementarse como consecuencia de la interrupción del transporte de sedimentos, hasta alcanzar un nuevo equilibrio. De esta forma se producen zonas más profundas que pueden ocasionar efectos indeseados como, p. ej., el secado de estaciones de bombeo situadas junto al río. Entre las posibles medidas correctivas a tomar se cuentan la adaptación de las construcciones existentes a las nuevas condiciones de equilibrio, o la construcción de obras hidráulicas adicionales como presas de apoyo o paredes con perforaciones de rebose paralelas al río.

La alteración del régimen de escorrentía puede afectar también a los acuíferos subterráneos que existan corriente abajo. Las nuevas condiciones de infiltración pueden influenciar la regeneración del agua subterránea, así como el flujo de la misma. Como consecuencias negativas se pueden producir especialmente una reducción de la regeneración del agua subterránea en acuíferos sujetos a explotación o una elevación no deseada del nivel freático - esto último, p. ej., en las zonas de influjo de canales.

La falta de inundaciones de los terrenos agrícolas impide el aporte natural de nutrientes y puede afectar a las prácticas agrícolas (tipo de cultivo, utilización de fertilizantes).

El nuevo régimen de escorrentía, la nueva calidad del agua y los cambios en la carga de sedimentos pueden ocasionar cambios de la morfología costera y del delta fluvial, así como alteraciones en la flora y fauna aguas abajo, a consecuencia, p. ej., del desplazamiento de la frontera con la zona de agua salobre, sobre todo si existen lagunas costeras. Por razones de protección de la naturaleza puede ser necesaria la regulación adicional del río en estas zonas.

Después de la construcción de una represa, disminuyen el número de inundaciones y los caudales extremos de aguas de avenida aguas abajo. De este modo los habitantes en los márgenes del río tenderán cada vez más a utilizar las franjas de la orilla que antes eran inundadas regularmente para fines agrícolas e incluso para la construcción de viviendas. En el caso raro de que se produzca una inundación, lo cual aunque concuerda con los criterios de diseño del embalse, no es considerado por los habitantes del tramo inferior como posible, pueden llegar a producirse graves daños e incluso muertes. En este sentido deben imponerse las correspondientes prohibiciones de uso.

Durante los trabajos de construcción, y también más tarde, cuando el embalse se encuentre en funcionamiento - especialmente en la etapa de llenado del depósito - debe garantizarse que una cantidad de agua restante proporcional a la medida de su aprovechamiento (tomas de agua, bebedero de animales) sea evacuada de forma continua y que el cauce fluvial más abajo de la represa no se seque por completo.

En el caso de ruptura de una represa o de deslizamientos de taludes de grandes dimensiones, hay que contar con daños muy graves sobre una gran extensión aguas abajo. Deben realizarse inspecciones periódicas de la construcción.

Impactos acumulativos y medidas de protección

Para la construcción y la explotación de un embalse en una región que hasta el momento había sido inaccesible y por lo tanto deshabitada, es imprescindible construir una carretera de acceso al lugar de las obras. Con esto puede comenzar la colonización de la región, lo cual puede poner en marcha un proceso de asentamiento rápido e incontrolado. Este proceso puede ir acompañado del desmonte de los bosques con el objeto de conseguir terrenos para la explotación agrícola, así como, según el caso, de la tala y exportación de maderas de gran valor y del aprovechamiento de los recursos (bosques) restantes. Así puede ponerse en marcha una cadena de efectos que supera con creces a los impactos directos del embalse. Un control eficaz de asentamientos salvajes apenas es posible, ya que en la mayoría de los caso existe en todo el territorio una fuerte presión demográfica. En proyectos de este tipo, tales efectos deben tenerse en cuenta desde el principio al ponderar las ventajas y las desventajas de un proyecto.

Los proyectos hidráulicos en gran escala deberían incluirse en un plan de desarrollo regional que tenga en cuenta también los aspectos medioambientales. En caso de necesidad, deberían englobarse en el marco del proyecto medidas para dirigir el proceso de asentamiento - como p. ej. la organización de una infraestructura administrativa y social -. Respecto al asentamiento de habitantes, la represa también puede tener efectos positivos, al generar espacio habitable en las zonas de riego aguas abajo, lo cual representa un alivio de la presión demográfica en las superficies marginales y sensibles situadas aguas arriba.

Un efecto que puede presentarse en toda la zona afectada es el establecimiento de instalaciones para la extracción de material/canteras con el objeto de obtener materiales para las obras. Dado que su emplazamiento depende de las características geológicas y del tipo de material necesario, no se pueden situar siempre - como sería deseable - en el terreno donde más tarde se construirá el estanque. Su emplazamiento fuera de la zona de embalse supone una destrucción adicional de paisaje y si la cubierta vegetal resulta dañada, se da un grave riesgo de erosión. Los terrenos afectados deberían ser recultivados en la medida de lo posible y tratados de tal forma que no se produzca erosión ni se presenten otros riesgos. Lo mismo se debe hacer con las superficies utilizadas para la maquinaria e instalaciones de las obras. Estas deben limpiarse, sobre todo de eventuales contaminaciones, y recultivarse.

Si se acumulan grandes cantidades de agua, existe la posibilidad de que se provoque un terremoto - aunque este peligro sea muy pequeño, el riesgo debería tenerse en cuenta al diseñar el proyecto y al elegir el emplazamiento.

2.3 Presas menores

Los impactos de este tipo de presas son similares a los de las represas mayores, pero menos importantes. Según las circunstancias, existen diferencias en los ámbitos siguientes:

- Debido a la menor cota de embalse resulta más fácil posibilitar el paso de la presa a las especies migratorias mediante construcciones adicionales.

- La pérdida de terrenos resultante de la inundación se limita a una estrecha franja de la orilla. Dado que por lo general en los embalses no se trata de acumular grandes cantidades de agua, se construyen diques laterales protectores allí donde se pueden inundar amplias superficies de orillas llanas.

- Los traslados de población a los que dan lugar las construcciones de embalses - si es que se produce alguno - son de poca envergadura y se trata de cortas distancias. Las desventajas que experimenten los afectados deben ser exactamente registradas; sus compensaciones tienen que formar parte del proyecto.

- Dado que las presas se construyen a menudo en tramos de ríos con pendiente relativamente baja y orillas planas, debe prestarse especial atención a los cambios del nivel freático. Como medidas de control se pueden construir, p. ej., muros protectores paralelos al río o sistemas de drenaje de las superficies.

2.4 Centrales hidroeléctricas

Las centrales hidroeléctricas suponen una ocupación de superficie, la cual, de todas maneras, es muy limitada en comparación con las construcciones destinadas a la acumulación de agua, y en las centrales subterráneas (construidas en el subsuelo) o en las de baja presión (integradas en la presa misma) tiende a cero. Las centrales hidroeléctricas que conducen el agua motriz paralelamente al río mediante sistemas superficiales o sumergidos, le sustraen totalmente o en su mayor parte el caudal al curso fluvial en los denominados tramos de desviación. Ello conduce a una alteración drástica no sólo de la flora y fauna, sino también de la morfología del curso fluvial. Para evitarlo, y a fin de que en el tramo de desviación se mantenga una escorrentía básica suficiente, es necesario:

- prever las cantidades correspondientes de agua para estos fines ya en la etapa de diseño;

- que las reglas de funcionamiento incluyan prescripciones claras sobre la descarga de agua de regulación;

- que en los países en los que se exijan procedimientos legales formales se adjudiquen y soliciten las cantidades de agua en la forma exigida.

A pesar de la cesión de sólo una cantidad de agua obligatoria a los tramos de desviación, puede producirse una disminución duradera del nivel freático con los consiguientes daños para la vegetación y las condiciones de producción agrícola. En cada caso particular se debe decidir si es conveniente o no adoptar medidas correctoras - como, p. ej., la construcción de paredes con perforaciones de rebose paralelas al curso fluvial - después de ponderar todos los argumentos técnicos y económicos.

En casos especiales, las centrales hidroeléctricas aprovechan la diferencia de altitud entre dos cuencas hidrográficas contiguas y trasvasan el agua a una cuenca vecina. En tales casos pueden resultar importantes desventajas desde el punto de vista hídrico sobre todo para la cuenca exportadora debido a la disminución del caudal de agua (p. ej., alteraciones del grado de solubilidad en el caso de vertidos residuales), los cuales deben ser analizados y tomados en cuenta.


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