11. Abastecimiento de agua en zonas rurales

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Contenido

1. Descripción del ámbito de actividad

2. Impacto ambiental y medidas de protección

2.1 Visión sinóptica
2.2 Sobreexplotación y peligro de contaminación del agua como recurso natural
2.2.1 Generalidades
2.2.2. Sobreexplotación del recurso
2.2.2.1 Aguas subterráneas
2.2.2.2 Aguas superficiales
2.2.3 Aspectos cualitativos de la sobreexplotación y el almacenamiento
2.2.4 Aspectos cualitativos de la distribución sin tuberías
2.2.4.1 Causas de contaminación en el área inmediata de extracción (pozos y otros lugares de abastecimiento)
2.2.4.2 Causas de contaminación en la cuenca
2.3 Aumento de la demanda como consecuencia del desarrollo ('realimentación positiva')
2.4 Sobreexplotación debido a la abundancia de los recursos disponibles

3. Análisis y evaluación de impacto ambiental. Fuentes de referencia

4. Relación con otros ámbitos de actividad

5. Relación sinóptica de la relevancia ambiental

6. Bibliografía

 

1. Descripción del ámbito de actividad

El abastecimiento de agua en zonas rurales abarca todas las actividades destinadas a satisfacer la demanda de agua en regiones primordialmente campestres.

Las regiones rurales se distinguen por:

- estructuras nómadas;
- estructuras agrícolas;
- estructuras de periferia urbana.45)

45)La clasificación no incluye plantaciones ni latifundios.

El abastecimiento de agua en zonas rurales abarca el suministro de agua para el consumo humano y para otros usos de la población rural, incluyendo por ejemplo el agua de riego para huertas. Dada la imposibilidad de separar claramente el suministro de agua para el ser humano y para los animales, se considera que el abastecimiento rural abarca también el suministro de agua para el ganado, incluido el abastecimiento de bebederos, a pesar de que éste constituye un problema independiente desde el punto de vista de su impacto ambiental.

Los proyectos de abastecimiento de agua en zonas rurales no abarcan el suministro de agua para fines agrícolas en general. Se excluyen particularmente el riego de cultivos, así como las obras hidráulicas rurales. El abastecimiento rural, a diferencia del urbano, carece generalmente de un sistema de distribución por tuberías, exceptuando los conductos de aportación a zonas con escasez de agua y los tramos (generalmente cortos) que conforman las rudimentarias redes de alimentación de pilas públicas en poblaciones extensas.

La demanda de agua se ajusta forzosamente a los recursos disponibles y utilizables. La demanda de la población rural oscila generalmente entre 15 y 30 litros por persona y día, pudiendo ser aún menor. Sólo supera los 60 litros por persona y día en casos excepcionales (cuando existen conexiones domiciliarias o de patio). Si se tiene en cuenta la demanda de agua para el ganado, deben calcularse adicionalmente unos 15 litros diarios por cabeza de ganado menor y unos 75 litros diarios por cabeza de ganado mayor.

Los proyectos rurales del ámbito se clasifican según la técnica de captación de aguas, pudiéndose distinguir entre:

- abastecimiento con captación de aguas subterráneas;
- abastecimiento con captación de aguas superficiales, incluyendo:

· aprovechamiento de aguas superficiales y
· aprovechamiento de aguas pluviales.

En muchos casos, dependiendo del volumen de agua disponible en las distintas épocas del año, se combina el aprovechamiento de las tres fuentes de abastecimiento para cubrir la demanda.

Los sistemas de abastecimiento públicos en zonas urbanas cuentan con (grandes) instalaciones de captación y almacenamiento y están conectados a un sistema de distribución. Las zonas rurales, en cambio, suelen tener sistemas de abastecimiento 'descentralizados', cuya construcción y operación se llevan a cabo muchas veces con la participación de los beneficiarios, en el marco de proyectos de autoayuda.

Grupos relativamente reducidos de consumidores -desde familias extensas hasta aldeas o comunidades de pastores nómadas- se abastecen de pequeñas instalaciones individuales, que en muchos casos se encuentran muy alejadas y dispersas y generalmente carecen de sistemas de distribución. El acarreo del agua en las zonas rurales corresponde tradicionalmente a las mujeres y a las niñas.

Para el abastecimiento descentralizado de aguas subterráneas se recurre generalmente a pozos excavados o perforados, así como a la captación de manantiales. Las instalaciones de extracción se adaptan a las necesidades de los consumidores, así como a los recursos hídricos disponibles y a las posibilidades técnicas y de construcción. Suelen ser pequeñas, con una capacidad de extracción de hasta 1 m³/hora en los pozos de las aldeas y de hasta 5 m³/hora en las zonas de pastoreo.

La extracción se lleva a cabo con métodos tradicionales, ya sea a mano o con la ayuda de animales de tracción. Sin embargo, también se usan aparatos mecánicos, tales como bombas de mano o de motor (generalmente diesel), norias, etc. Son escasas las fuentes artesianas, en las que el agua subterránea brota a presión haciendo innecesaria la extracción. En algunos casos, el agua extraída se conduce a 'tanques comunitarios', que suelen ser depósitos cerrados provistos de un grifo, con una capacidad de 2 a 6 m³.

La captación de aguas superficiales suele realizarse en pequeños embalses (generalmente represas de tierra). El agua de precipitación se recoge en cisternas (desde baldes y barriles hasta tanques cerrados de hormigón, chapa de acero o plástico), valiéndose de superficies de captación y de recolección apropiadas (techo, laderas selladas, etc.).

La distribución del agua, es decir su acarreo desde el lugar de extracción hasta el de consumo, aún se realiza primordialmente en recipientes portátiles, o en recipientes más grandes que pueden ser cargados por asnos. Este trabajo corresponde generalmente a las mujeres y a las niñas. Las tuberías de conducción son poco comunes, y cuando existen suelen ser muy cortas. Para reducir en lo posible el transporte, los bebederos se ubican muy cerca del punto de extracción o de recolección.

Entre los elementos esenciales de los proyectos de agua rurales se cuentan las medidas locales destinadas a regular el abastecimiento, especialmente en situaciones de escasez. Las medidas incluyen la restricción de los horarios de abastecimiento y de bombeo, la restricción del volumen de extracción y otras medidas destinadas a reducir el consumo, como por ejemplo la aplicación de tarifas.

2. Impacto ambiental y medidas de protección

2.1 Visión sinóptica

Los proyectos de abastecimiento de agua en áreas rurales pueden tener efectos ambientales, alterando especialmente la cantidad y la calidad del agua disponible en las fases de:

(a) extracción (sobreexplotación del recurso);
(b) transporte, almacenamiento y distribución;
(c) repartición del agua disponible (derechos y formas de uso).

Además, pueden producirse efectos ambientales secundarios y terciarios, ocasionados por:

(d) el aumento de la demanda a causa del desarrollo ('realimentación positiva');
(e) la sobreexplotación del recurso, inducida por períodos de abundancia que dan lugar al sobrepastoreo y el ramoneo, así como por cambios en los esquemas de uso.

De lo dicho anteriormente se desprende que las medidas de protección ambiental incluyen aspectos tanto cuantitativos como cualitativos. Se trata primordialmente de estrategias orientadas a prevenir la sobreexplotación del recurso y los riesgos higiénicos. Además de las medidas técnicas realizables (por ejemplo, acondicionamiento básico de pozos utilizando tecnologías apropiadas), se requieren actividades complementarias para organizar la autoayuda, especialmente campañas educativas y de higiene. A las mujeres les corresponde un papel decisivo en la planificación y, ante todo, en la ejecución de estas campañas.

2.2 Sobreexplotación y peligro de contaminación del agua como recurso natural

2.2.1 Generalidades

Los recursos de agua están expuestos a alteraciones perjudiciales de tipo cuantitativo (alteración del volumen total y de la cantidad disponible en los distintos lugares y temporadas) y cualitativo (alteración de la calidad y, por tanto, de la aptitud para distintos usos, debido a sustancias contaminantes, bacterias, etc.). Los proyectos de abastecimiento de agua son causas potenciales de tales alteraciones.

La recolección de aguas pluviales no plantea peligro alguno de sobreexplotación, debido a las restricciones naturales del volumen utilizable (que en muchas regiones es de por sí escaso). En el caso de las aguas superficiales, los riesgos son primordialmente de tipo cualitativo.

Los efectos más graves se producen como consecuencia de la explotación de aguas subterráneas, las cuales pueden sufrir daños extensos e irreversibles, de tipo cuantitativo o cualitativo. El agua fósil es un recurso no renovable, por lo que se hará todo lo posible para evitar su explotación.

Desde el punto de vista higiénico, los pozos abiertos son mucho más vulnerables que las instalaciones de bombeo cubiertas.

En zonas rurales con estructuras tradicionales, donde el volumen de extracción suele ser reducido, la suma de los recursos disponibles en muchos casos ofrece un potencial de regeneración adecuado que permite evitar la sobreexplotación sostenida. No obstante, la suma de varios factores negativos puede llevar a la sobreexplotación.

2.2.2. Sobreexplotación del recurso

2.2.2.1 Aguas subterráneas

En términos cuantitativos, la regeneración de las aguas subterráneas -como recurso hídrico más sensible- depende esencialmente de la tasa de recarga, que en muchos casos es muchísimo menor que el promedio de precipitaciones. El siguiente ejemplo ilustra la importancia de este factor:

- Si las precipitaciones regeneran las aguas subterráneas a razón de 88 mm/año, una comunidad rural con un sistema normal de pozos individuales y un volumen de extracción anual de unos 8.000 m³ (unas 10 horas de operación al día con un volumen de extracción de entre 0,8 y 2 m³/h) requiere un área de captación de 10 hectáreas (0,1 km²).

- En cambio, con una tasa de recarga 10 veces menor (8 mm/año), los pozos necesitan un área de captación diez veces mayor (unas 100 hectáreas = 1 km²).

El ejemplo anterior resalta la extremada sensibilidad del balance hídrico en zonas con una tasa de recarga baja (inferior a 10 mm/año), siendo ésta la situación en muchas de las zonas áridas de Africa.

Las siguientes condiciones hidrogeológicas conllevan riesgos de sobreexplotación de las aguas subterráneas:

- precipitaciones anuales muy escasas;
- altas tasas de evaporación;
- acuíferos poco permeables y/o de poco espesor;
- acuíferos ('lentes de agua') de poca extensión.

Además de estos factores inalterables, existen modelos de uso que pueden conducir a la sobreexplotación del recurso. Ejemplos:

- Concentración excesiva de pozos/bombas en un lugar, debido a la ignorancia o a la falta de coordinación. Resultado: los conos de depresión de los distintos puntos de extracción se intersectan y baja el rendimiento de las instalaciones.

- Aumento incontrolado del volumen de extracción, debido, por ejemplo, a un aumento de las existencias ganaderas y/o al uso de agua para la irrigación.

- Desperdicio de agua debido, por ejemplo, al tiempo excesivo de bombeo o a instalaciones de extracción (bombas) demasiado grandes o potentes.

Para prevenir la sobreexplotación, es necesario conocer en detalle los elementos que componen el balance hídrico, es decir las condiciones de alimentación y descarga de la cuenca que se desea explotar. Sin embargo, en muchos casos faltan los datos necesarios. El establecimiento de una base de datos adecuada requiere años de observación, lo cual puede plantear un conflicto de intereses, especialmente si se desea realizar rápidamente un proyecto. La sobreexplotación puede ser causada entonces por una planificación precipitada, basada en períodos de observación demasiado cortos (en algunos casos se prescinde incluso de la planificación al realizar proyectos de poca envergadura).

En los países de las zonas templadas, los planes de gestión de recursos hídricos tradicionalmente dan prioridad absoluta a la conservación de las aguas subterráneas46)

46)Véase al respecto el capítulo 'Elaboración de un plan general para la gestión de recursos hídricos'.

En zonas áridas, en cambio, puede ser necesario abandonar temporalmente este principio, e incluso explotar reservas de agua fósil (no renovables), a fin de garantizar la subsistencia humana. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que la sobreexplotación sostenida conduce necesariamente al agotamiento de las reservas, pudiendo menoscabar a largo plazo las bases de subsistencia.

En caso de extraer el agua con uno de los numerosos modelos de bombas de mano, suelen producirse problemas netamente mecánicos que, sin embargo, repercuten de forma importante en el abastecimiento. Las bombas muchas veces dejan de funcionar completamente por falta de repuestos básicos. Puede ocurrir, por ejemplo, que éstos no estén disponibles o que falte el dinero necesario para comprarlos. También puede suceder que nadie se haga responsable de reparar la bomba, con lo cual resulta imposible utilizar el pozo. En este caso, la población tiene que recurrir nuevamente a aguas superficiales de dudosa calidad.

Ello demuestra que -particularmente en lo que concierne a la entidad responsable, así como a la selección de una tecnología adecuada y de tarifas que garanticen la operación y el mantenimiento continuos de la instalación- será necesario obtener la participación del grupo destinatario, especialmente de las mujeres, quienes generalmente son las encargadas de acarrear el agua.

2.2.2.2 Aguas superficiales

A fin de almacenar aguas superficiales para distintos usos (p. ej., abastecimiento de poblaciones, irrigación) y mantenerlas disponibles durante períodos prolongados o durante todo el año, suelen construirse presas de tierra de escasa altura (pocos metros) en ríos y otras masas de agua, o bien en las cuencas de captación, en el fondo de los valles o en depresiones adecuadas (véase también el capítulo 'Construcciones hidráulicas agropecuarias).

Una pequeña represa o embalse sólo tiene efectos significativos sobre el régimen hídrico aguas abajo si el agua desviada para el consumo constituye una parte importante del caudal normal de las aguas (p. ej., si el caudal restante no alcanza ya el nivel medio de estiaje). En el caso excepcional de que se desvíe todo el caudal, el curso de agua se secará y se producirá un descenso del nivel de las aguas subterráneas. Será necesario, por lo tanto, identificar y calcular en cada caso los efectos ecológicos de la captación del volumen de agua previsto. Especialmente, deberá realizarse un examen exhaustivo para determinar si se justifica la captación del volumen total de agua, aun teniendo en cuenta las consecuencias para el régimen hídrico aguas abajo.

Las técnicas de infiltración de aguas superficiales destinadas a recargar un acuífero sobreexplotado, aprovechando el suelo como filtro de purificación, sólo resultan viables cuando existen condiciones hidrogeológicas favorables y cuando se dispone de reservas de agua superficial adecuadas. Por lo tanto, es un método que sólo puede aplicarse en casos excepcionales. Generalmente, será más conveniente purificar el agua en instalaciones de filtración ubicadas sobre la superficie del terreno o construir instalaciones de captación en el cauce del río, consistentes en una represa estanca con medios de captación y filtración aguas arriba y con posibilidades de extraer el agua ya purificada aguas abajo.

2.2.3 Aspectos cualitativos de la sobreexplotación y el almacenamiento

Los problemas ecológicos en este ámbito suelen producirse debido al almacenamiento inapropiado de aguas lluvia y de aguas embalsadas, así como por la contaminación y el uso indebido del agua durante su transporte en conductos abiertos. Los riesgos higiénicos y la consiguiente propagación de enfermedades hídricas afectan particularmente a las zonas rurales, donde los seres humanos y los animales casi siempre tienen acceso libre a las aguas superficiales, donde no está restringido el (consumo y donde generalmente no existe una conciencia adecuada de los peligros sanitarios.

El deterioro de la calidad del agua se debe especialmente a la acción de la luz, a la propagación de algas y plantas y al calentamiento excesivo del agua, que en muchos casos se halla estancada. Si a ello se suma un aporte abundante de nutrientes y un intercambio lento de aguas, puede producirse una eutrofización de las aguas de embalse, las cuales suelen ser someras.

Los riesgos sanitarios de estos sistemas de almacenamiento (malaria, esquistosomiasis, enfermedades diarreicas) se ven agravados por la proliferación de insectos, por la presencia de excrementos humanos y de animales en las orillas, así como por el vertido de aguas residuales. Otro factor de contaminación son los pesticidas procedentes de actividades agrícolas en la cuenca de alimentación del depósito. Por lo tanto, es indispensable definir claramente los límites de la zona de captación (zona de protección de aguas) y mantener una distancia adecuada entre las instalaciones de abastecimiento para el consumo humano y para bebederos, previendo en caso dado la filtración del agua extraída.

El almacenamiento de aguas lluvia en cisternas y otros recipientes conlleva riesgos sanitarios ocasionados por el deterioro del agua. Entre las posibles causas se cuentan el almacenamiento en sitios inapropiados (acción del sol), los períodos de reposo demasiado largos en el recipiente, la limpieza irregular de éste y el desprendimiento de sustancias nocivas (por ejemplo, corrosión de recipientes de lata), así como el uso de recipientes descubiertos o mal tapados (penetración de suciedad o de animales que mueren y se descomponen en el agua). La cloración del agua destinada a eliminar los microorganismos patógenos también representa un riesgo sanitario considerable si no se realiza correctamente.

2.2.4 Aspectos cualitativos de la distribución sin tuberías

La contaminación del agua en los sistemas de abastecimiento 'descentralizados' se produce típicamente en los puntos de distribución, tanto en pozos pequeños (abiertos o dotados de bombas), como en los distintos sistemas de captación de aguas superficiales. Existen múltiples posibilidades de contaminación de los pozos y de los recursos superficiales, así como de las aguas subterráneas en general. La siguiente reseña muestra las principales causas de la contaminación, que además plantean riesgos de contagio individual y de epidemias.

2.2.4.1 Causas de contaminación en el área inmediata de extracción (pozos y otros lugares de abastecimiento).
Estas causas incluyen:

- pérdidas de sustancias contaminantes procedentes del motor y del sistema de impulsión del dispositivo de extracción (combustible diesel, productos lubricantes), siendo más propensos a la contaminación los pozos abiertos que los pozos cerrados dotados de bomba;

- infiltración de sustancias contaminantes ocasionadas por el uso del agua::

· extracción de agua (falta de limpieza en los recipientes de extracción y de transporte);

· transporte de agua mediante automóvil, camión o animales de carga (contaminación con gasolina, combustible diesel o excrementos);

· uso de agua para lavar ropa y para la higiene personal (detergentes, fosfatos, excrementos, etc.);

· abastecimiento de bebederos (excrementos, encharcamiento y atracción de insectos);

· llenado y lavado de aparatos de fumigación.

2.2.4.2 Causas de contaminación en la cuenca
Estas causas incluyen:

- contaminación procedente de actividades ajenas a la extracción de agua, incluidas las actividades agrícolas (aplicación de fertilizantes químicos, estiércol, pesticidas), los talleres y la pequeña industria (vertido de aceite, combustible diesel, gasolina, etc.) y la eliminación de aguas residuales y residuos sólidos.

Las zonas de protección de aguas, a pesar de ser un medio recomendable para evitar la contaminación de los acuíferos por el hombre y los animales, son difíciles de establecer y exigen actividades previas de educación y divulgación. A corto plazo, pueden tomarse primeras medidas de protección en el área inmediata de extracción o distribución (pozo, bomba, tanque comunitario, aguas superficiales, manantial), las cuales contribuyen sustancialmente a mejorar las condiciones higiénicas y a eliminar los riesgos arriba mencionados. Las actividades de concientización y divulgación son indispensables en este contexto y deben estar dirigidas primordialmente a las mujeres, por ser éstas las encargadas de la limpieza y la salud en el hogar.

Las primeras medidas de protección consisten en cercar los puntos de extracción y distribución (p. ej., el pozo del pueblo), designando un lugar específico para cada finalidad (agua para consumo humano, puntos de repartición de agua, lavaderos, abrevaderos, etc.) y dejando una distancia adecuada entre los distintos usos. Cada punto de extracción debe disponer de un desagüe adecuado. A fin de garantizar buenas condiciones de limpieza y de operación en el lugar de extracción y de satisfacer las distintas necesidades de abastecimiento, debe introducirse además un sistema de control y supervisión que regule el mantenimiento, la limpieza y la prevención del deterioro ambiental. Como en los casos anteriores, las mujeres desempeñan un papel central en este contexto, pudiendo ejercer las funciones pertinentes (p. ej., 'encargada del pozo').

Finalmente, en vista del número creciente de estaciones de servicio y de talleres de mecánica automotriz en muchos países, conviene promover el diseño y la instalación de separadores de gasolina y de aceite.

2.3 Aumento de la demanda como consecuencia del desarrollo ('realimentación positiva')

La disponibilidad de instalaciones de abastecimiento eficientes (potentes) y el desarrollo progresivo de las zonas rurales contribuyen a aumentar la demanda de agua.

A consecuencia de ello, se produce un incremento -generalmente incontrolado- del volumen de extracción, especialmente de aguas subterráneas, con lo cual crece el peligro de sobreexplotar el recurso. Al mismo tiempo, aumenta el volumen de las aguas residuales, un factor casi insignificante en los sistemas destinados a satisfacer únicamente las necesidades básicas.47) El deterioro incipiente de las aguas superficiales y subterráneas y los riesgos derivados para la salud humana y animal pueden combatirse con medidas básicas, tales como la educación higiénico-sanitaria y la construcción de letrinas.48) Como se indicó arriba, conviene obtener la participación activa de las mujeres en estas actividades, por ser ellas las encargadas de buscar el agua y de mantener condiciones higiénicas adecuadas en el hogar.

47)Véase el punto 1

48)Por ejemplo, las 'letrinas de pozo mejoradas con ventilación' (inglés: ventilated improved-pit [VIP] latrines)

2.4 Sobreexplotación debido a la abundancia de los recursos disponibles

La presencia de recursos abundantes de agua en zonas rurales puede dar lugar a un aumento de las existencias ganaderas, con todos los efectos perjudiciales que ello implica (sobrepastoreo, ramoneo, compactación del suelo, etc.). A largo plazo, pueden producirse efectos terciarios, tales como alteraciones del microclima ocasionadas por cambios en la vegetación (p. ej., alteración del microclima en las inmediaciones del suelo debido al ramoneo de las cabras) o incidencia de la erosión hidráulica y eólica ocasionada por el sobrepastoreo y la eliminación de la cubierta vegetal, con la consiguiente pérdida de la capa vital de humus.

También se registran efectos negativos cuando el emplazamiento y la disposición de las instalaciones de abastecimiento (p. ej., pozos) no se ajustan a las necesidades socioeconómicas del grupo destinatario. Las comunidades nómadas, por ejemplo, requieren instalaciones de abastecimiento que puedan ser alcanzadas en marchas de un día, incluso en condiciones climáticas adversas y cuando escasea el forraje. Al no cumplirse esta condición, tiende a prolongarse la estadía promedio de los ganaderos en cada punto de abastecimiento, con lo cual aumenta el peligro de sobreexplotación. En casos extremos, habría que examinar incluso la posibilidad de abandonar las estructuras nómadas en favor de un estilo de vida 'semisedentario', lo cual, sin embargo, produciría otras consecuencias sociales y socioeconómicas difícilmente calculables.

En tales casos, conviene elaborar concepciones de proyectos con la participación de los grupos destinatarios, teniendo en cuenta los tradicionales derechos de uso del agua y de las pasturas y realizando al mismo tiempo actividades de sensibilización y de concientización, a fin de encontrar soluciones que protejan el recurso (incluyendo, en caso dado, la introducción de tarifas de consumo).

3. Análisis y evaluación de impacto ambiental. Fuentes de referencia

La identificación de los recursos hídricos disponibles es un requisito esencial tanto para el análisis como para la evaluación de impacto ambiental de los proyectos de abastecimiento de agua rurales. La intensidad del uso depende fundamentalmente de la capacidad de regeneración de las aguas subterráneas y/o de las características de la cuenca, incluida la disponibilidad temporal del agua en ésta.

La explotación de aguas fósiles no regenerables conlleva peligros especiales.

En zonas áridas y semiáridas es especialmente probable que se calculen incorrectamente las reservas de agua disponibles. Los motivos de ello son, por una parte, las grandes fluctuaciones anuales que afectan al recurso y, por otra, el hecho de que, debido a la falta de precipitaciones, pueden transcurrir varios años sin una regeneración significativa de los acuíferos. En estas condiciones, una estimación basada en promedios plurianuales sólo tiene sentido cuando se dispone de acuíferos extensos y de gran espesor.

El abastecimiento descentralizado de agua se ve restringido especialmente en los centros rurales importantes, donde la concentración de habitantes exige la construcción de pozos relativamente cercanos entre sí, los cuales, sin embargo, al operar simultáneamente, reducirían mutuamente su rendimiento. Otras limitaciones se derivan, por ejemplo, de la contaminación de aguas subterráneas ocasionada por basuras enterradas y pozos de infiltración, así como por lavaderos y abrevaderos.

Antes de iniciar un proyecto, deberá realizarse un estudio de la situación actual y del desarrollo potencial (población, consumo por persona, industrias, etc.), en el que se analicen y evalúen los efectos locales que pueden emanar de los distintos factores de riesgo.

Como requisito básico para el análisis y la evaluación de efectos ambientales en los proyectos de agua rurales se requieren datos sobre las condiciones climáticas e hidrológicas (dirección e intensidad de los vientos, precipitaciones, evaporación, temperatura, nivel de las aguas superficiales y subterráneas), especialmente en cuanto afectan a los recursos hídricos disponibles, la velocidad de recarga y las posibilidades de uso. Muchos países carecen de una base de datos adecuada basada en mediciones plurianuales continuas y sólo disponen de un número muy reducido de estaciones de medición, que en algunos casos se encuentran fuera de la zona del proyecto. En este caso, se requieren campañas de medición adicionales de varios años de duración.

Este es el único método que permite establecer una base técnica sólida para la planificación e implementación del proyecto y para el aprovechamiento sostenible del recurso. No obstante, cuando existe una demanda aguda, las mediciones a largo plazo pueden convertirse en un obstáculo para la construcción rápida de instalaciones de abastecimiento. En este caso, pueden surgir reacciones de incomprensión, por ejemplo entre los grupos afectados. Debido a ello, conviene cooperar estrechamente con los grupos destinatarios desde las primeras fases de la planificación, y llevar a cabo medidas complementarias de educación y concientización.

El abastecimiento de agua es un campo de actividad muy sensible, en el que, además de los conocimientos de ingeniería, deben aplicarse ante todo conocimientos sociológicos y etnológicos. En lo posible conviene reunirse con los grupos afectados antes de iniciar el proyecto para aclarar ciertos asuntos fundamentales. Los aspectos a examinar incluyen la estructura social, la organización oficial y tradicional de la comunidad, los hábitos que inciden en el consumo de agua, la higiene en el hogar, la situación económica (capacidad de pagar tarifas de consumo), los derechos de agua y de pastoreo y el papel de la mujer.

Las normas técnicas (valores límite y directrices) se refieren generalmente a los requisitos que debe cumplir el agua, incluidas las condiciones higiénicas, y a la intensidad admisible de los distintos usos (primarios y secundarios) que compiten por el recurso. En vista de que no existen normas objetivas aplicables a las condiciones y efectos ecológicos y socioeconómicos, seguirá habiendo interpretaciones divergentes en este ámbito.

Sí existen, en cambio, recomendaciones internacionales sobre las concentraciones admisibles de ciertas sustancias básicas en el agua potable.49) Estas recomendaciones han sido adoptadas oficialmente por muchos países que no disponen de legislación propia en la materia. Sin embargo, su control y cumplimiento plantean grandes dificultades.

49)Véase el punto 6.

También se han establecido valores orientativos (p. ej., valores de consumo por cabeza de ganado o por persona)50) destinados a limitar la intensidad de los distintos usos. Sin embargo, en vista del gran número de factores que influyen en un proyecto, el uso de estos valores como norma universal resulta cuestionable, por lo que se dará preferencia siempre a un análisis regional bien fundamentado.

50)Véase el punto 1.

En cada proyecto se llevarán a cabo actividades de sensibilización y divulgación destinadas a crear las mejores condiciones posibles para la protección del medio ambiente, dentro del marco socioeconómico y cultural existente. Debe darse alta prioridad a la integración de las mujeres en las actividades, por ser ellas las encargadas del abastecimiento de agua en las zonas rurales.


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